Diario de una vida

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Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

jueves, 28 de julio de 2011

Con esperanza, valor y fortaleza

28/julio/2008
Es normal cuando sentimos dolor querer dejar de sentir. Estamos tristes y sabemos la causa, pero no podemos hacer nada por solucionarla. Saber que la solución está ahí, en alguna parte, y que sea cuestión solo de encontrarla, pero estar demasiado fatigados como para buscarla. Sentir que la carga es demasiado pesada para nosotros, pensar que sería mejor no sentir, no ser tan sensibles, tan frágiles y tan vulnerables. Pensar que el único agarradero es un clavo ardiendo, que aguantamos por ahora pero, como perdemos la sensación de estar bien, sentir como casi se pierde la esperanza. Pero no es el fin.
Cada una de esas cosas que pasan son como pruebas en una carrera; quizá la meta está confusa, quizá no sea la que deseamos en un principio, pero hay que alcanzarla, seguir corriendo, superar los obstáculos. No hay duda de que en algún momento, o en varios, vamos a caer, y las caídas duelen, pero lo importante en esta carrera no es caer o no caer, sino levantarse de cualquier caída, nunca rendirse, se permite llorar pero no que el llanto nos impida continuar. 
Caes, te levantas; topas con un obstáculo, lo superas y sigues corriendo, y así cada vez, todas las veces que sea necesario. No se puede evitar caer, pero se puede elegir levantarse y continuar.
"La vida no es una carrera de velocidad, sino de resistencia".

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