Diario de una vida

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Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

domingo, 5 de junio de 2011

Lo más importante


Después de sufrir un pequeño periodo de desmoralización (así es como llamo al hecho de andar prácticamente en la depre), por culpa de las tareas, de los desvelos, del mucho trabajo acumulado, de otros conflictos internos raros, el viernes fue el día más malo... Pero eso sólo duró un momento, ya que recordé que hay cosas más importantes como para estarse preocupando por nimiedades, como ya lo escribí antes en la entrada de "el valor de las cosas". Fue entonces que decidí no preocuparme tanto por ese tipo de cosas y concentrarme en lo que realmente me importa. Y bueno, me avergüenza decirlo, pero algo de eso por un chavo. Pero igual, decidí que él no tenía por qué afectarme. Y ahora, aquí estoy, tan feliz y con tanta paz y tranquilidad.
Algo que también me faltaba era ir al curso de renovación, en la iglesia, ya que no había ido dos domingos (de nuevo, culpa de las tareas) y hoy si fui, por fin, y fue tan hermoso, que no sé si lo pueda describir. Pero lo que si puedo decir, es que, entre tantos cantos y oración, fui pensando en todo lo que había pensado y si, llegué a la misma conclusión: sólo debo preocuparme por lo que es importante. Y las cosas que son importantes varían de una persona a otra, sólo hay que saber identificarlas. Y algo más respecto al curso: casi todas las personas lloran al hacer la oración, pero yo nunca lo había hecho, y no lo entendía ¿Había algo malo en mí? ¿Soy una insensible? Pero vi que no es por eso. A principios de mayo, a una de mis tías le diagnosticaron un tumor cerebral, y la noticia nos afectó mucho a todos, más porque ella es una de las más fuertes. Pasó una semana en el seguro antes de que la operaran, y cuando fui a renovación, pedí mucho por ella en la oración. Y lloré. Después, el 11 de mayo la operaron, y la dieron de alta una semana después, sin que hubiera ninguna complicación. Considerando que ese tipo de operación es altamente peligrosa, los doctores dijeron que fue un milagro que saliera bien. Y ahora ya está de nuevo con nosotros. 
Pero bueno, a lo que quiero llegar, es que ahora agradezco el hecho de no llorar, ya que no lloro porque no tengo ningún motivo para hacerlo, y eso es algo maravilloso, algo por lo que hay que agradecer. 
Así que mi conclusión se trata de eso: de preocuparse y ocuparse solo por lo que realmente importa, y dejar al lado las nimiedades. 

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