Diario de una vida

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Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

viernes, 15 de abril de 2011

Una mirada al pasado

Leyendo algo de lo que he escrito hace ya cuatro años, me doy cuenta, una vez más, de lo mucho que he cambiado. Definitivamente mi estilo para escribir era muy diferente, porque pensaba muy diferente. Siempre escribiendo sobre amores imposibles, chavos perfectos (idealizados), un mundo completo de fantasía sólo en mi imaginación, que nada se asemejaba a la realidad, viendo el mundo color de rosa, preocupando por nimiedades de las que ahora no me interesan. También, en otra etapa, un cambio total e irreflexivo en mi forma de pensar: un mundo gris, tétrico, oscuro, habitado por seres fantásticos y personajes de la vida real idealizados de una forma diferente, de algún modo más atrayente. Pero de ambas puedo concluir que siempre había una fuente de inspiración, real o inventada, para escribir. Y todo lo que escribía delata posesión, obsesión, fantasía e idealización. Siempre parecía estar enamorada de una persona, pero lo que en realidad quería era esa idea o concepto de la persona, que siempre estaba muy lejos de la realidad. Siempre tan seria, tan callada, tan alejada del mundo y de los demás, viviendo en mis poesías, en mis historias, en mi propio mundo irreal. Siempre era yo la que vivía ilusionada, sin que esa persona (cuando era real) se diera cuenta. Y cuando quise llevar todo el mundo de fantasía a la realidad, todo salió mal: son dos mundos incompatibles, no pueden coexistir, no habrá uno donde esté el otro. No comprendía eso, hasta que la experiencia lo confirmó.
Y ahora ¿qué puedo decir? Sigo siendo algo seria, eso parece ser parte de mi, pero es una seriedad menos notoria que antes; soy tímida pero más alegre, y me he alejado del mundo rosa y del mundo gris, para vivir en este, de todos los colores imaginables. El cambio empezó desde hace casi un año, de forma lenta, pero gradual, poco a poco y casi sin darme cuenta. Mi forma de pensar ha cambiado y, por consiguiente, también mi forma de escribir. Porque sigo escribiendo, pero de forma más esporádica que antes. Ahora no hay una persona que sea mi fuente de inspiración, porque ahora lo son las circunstancias de mi alrededor y mis propias experiencias y pensamientos, que, si tengo tiempo, los escribo. Y si pudiera describir mi estilo de escritura sería algo como: serio y optimista, subjetivo pero realista, y lleno de color.
Porque sigo siendo fantasiosa, pero con los pies en la tierra; sigo leyendo historias fantásticas e irreales (y continuó escribiendo las mías), quizá también algo de terror o de misterio, pero ahora procuro encontrar una pequeña luz en cada historia, porque ese es mi lado optimista recién renovado: encontrar lo bueno aún en la peor situación. Creo que todo pasa por algo, y que toda acción tiene su consecuencia; como creo en el destino, pero más que nada, en el destino forjado por nosotros mismos. La vida es la misma, mi entorno no ha cambiado mucho en estos años, pero si la forma en que lo veo. Así que la vida no son las situaciones, sino la actitud que tenemos hacia ellas.

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