Diario de una vida

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Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

miércoles, 20 de abril de 2011

Religión, fanatismo y tolerancia

¿Cambiar o no cambiar? ¿El cambio será para bien o para mal?
He visto y escuchado la opinión que muchas personas tienen sobre la iglesia y, de hecho, estoy de acuerdo hasta cierto punto con sus opiniones.
En lo que estoy de acuerdo es en que la Iglesia ha sido causa de muchos conflictos, de muchas muertes y hasta de guerras, de las cuales muchas carecían de sentido, pues se escudaban en hacer lo que hacían por Dios, para eliminar a las brujas, a los herejes y a todos aquellos que no creyeran.
Pero también, la causa no es, necesariamente, la iglesia católica, sino la religión en general.
Todos aquellos que tienen alguna religión (la que sea) la defienden a capa y espada. Esto provoca división, rencores, odio, desprecio, discriminación. ¿No sería mejor aceptar la ideología de los demás, independientemente de que estemos de acuerdo con ella o no? Siempre y cuando no afecte la libertad y los derechos de las otras personas, debemos respetar la ideología de los demás.
La religión, en sí, no es mala. Hay que respetar las creencias de cada quien.
Lo que sí podría ser malo, son aquellas personas fanáticas de la religión, para quienes todo está mal, no debería hacerse, está prohibido. Aquellas personas de mente cerrada que no aceptan lo que sea diferente a lo que dicen que debe ser, que no piensan en nuevas oportunidades, que siguen en un mismo grupo sin atreverse a cambiar. Ya he escrito algo sobre las mentes cerradas, y de esas, muchas de esas, provienen de fanáticos de la religión. La religión no es mala, lo malo es el fanatismo (religioso o de cualquier tipo), la falta de tolerancia, la discriminación, todo aquello que no debería existir pues todos, absolutamente todos, somos seres humanos, únicos, con sentimientos y forma única de pensar. Así que resalto la tolerancia.
Y aquí es donde entran las preguntas con las que comienzo esta entrada. He estado adentrándome mucho en la Iglesia, en un grupo de renovación que me encanta y en la pascua juvenil. He conocido gente nueva, y me integro más fácilmente a las actividades de canto y baile (y eso que no se bailar). Pero, de alguna manera, no soy de las que les guste hablar mucho sobre Dios o la Iglesia, o cualquier concepto teológico, ni discutir sobre eso. No tanto porque no conozca del tema, sino porque simplemente me parece incómodo, no estoy segura de la razón. Pero me doy cuenta de que estoy cambiando en mi forma de pensar. Por ejemplo, ni siquiera en mi blog he publicado entradas sobre ese tema, y las que publiqué no fueron escritas originalmente por mi. Me gusta lo que siento, me gusta el cambio, pero pareciera que me podría convertir en una fanática religiosa y eso es lo que yo no quiero.
También por eso es esta entrada: para recordarme que va a haber muchas personas que tengan ideas parecidas a las mías, pero nadie pensará nunca totalmente igual que yo. Y de nuevo, la tolerancia en primer lugar. Cuidaré, por lo mismo, de no convertirme en una fanática religiosa, y disfrutar de la compañía de absolutamente todas las personas a mi alrededor, por muy diferente ideología que tengan, lo que incluye tener presente que se puede aprender algo de cualquier persona, en cualquier lugar, y en cualquier momento, si estamos atentos.

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