Diario de una vida

Diario de una vida
Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

jueves, 7 de agosto de 2014

Plática motivacional. Primer día del verano

Era un lunes 16 de junio, casi las 12:00 pm. Estaba nerviosa y emocionada, no sé cuál de los dos más. Entré, para ver a mis nuevos compañeros esperando en la recepción. La mayoría compañeras.
Hablamos un poco, aunque a esas alturas de mi nerviosismo me pareció que me estaban entrevistando en lugar de tener una amigable plática. Al poco tiempo nos llevaron a la sala de juntas.
Nuestro contacto con la empresa, Eder, se presentó y nos dijo que hiciéramos lo mismo, mencionando en qué área de nuestra carrera nos gustaría trabajar. Cuando terminamos, Eder empezó el discurso motivacional que, si bien no recuerdo palabra por palabra, si recuerdo su intención:

Están aquí, y queda saber si tomarán el reto, aquí van a trabajar, a aprender cosas nuevas, de la larga cadena de gente que conocerán les puedo presentar a uno o a dos, pero ustedes tendrán que buscar a la persona con quién necesiten hablar para sacar adelante su proyecto, porque aquí nadie les dirá que hacer, ustedes saben lo que tienen que hacer... sí, es un reto muy grande, pero ya están aquí, ya buscaron cómo llegar hasta acá, dónde se van a quedar, hicieron todo el trámite que les piden para venir.... y si ya están aquí les sugiero que aprovechen la oportunidad, que no tengan miedo, y tomen el reto, que será provechoso para su futuro...

Un poco más de eso, animándonos a quedarnos, pero, al mismo tiempo, advirtiéndonos de que no será fácil. Nos preguntó a cada uno de nosotros si nos quedábamos o no. Todos dijimos que sí, quizá algunos con más entusiasmo que otros, o algunos entusiasmados pero, al mismo tiempo, con el nerviosismo reflejado en la cara. A mí casi me convence de levantarme e irme. Pero esa no era la intención... yo no me considero una persona muy sociable, y al principio, cuando no conozco a nadie, o estoy en un lugar nuevo, me muestro tímida y seria, y me cuesta un poco agarrar confianza para hablar con las otras personas... sólo por eso lo dudé; pero, por otra parte, Eder tenía razón, en que nos costó mucho llegar ahí, por los trámites, el viaje y gastos de viaje, y si ya estábamos ahí, no había más que arriesgarse y quedarse, y hacer el proyecto que nos toque lo mejor posible, porque todo es experiencia para nosotros, para nuestro crecimiento...
Así que, nerviosa y todo, me quedé. Y no me arrepiento de haberlo hecho...

No hay comentarios:

Publicar un comentario