Diario de una vida

Diario de una vida
Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

domingo, 15 de diciembre de 2013

Decepción...

Algunas personas nos decepcionan, porque no son lo que creímos que eran. ¿De quién es la culpa entonces? ¿De ellas o de nosotros?
Si las señales estaban más que claras desde el principio, e incluso no creímos que pudieran hacernos eso, al considerarnos mejores, o más dignos de confianza, o de afecto, entonces la culpa es nuestra, por no querer ver lo que estaba frente a nuestros ojos, por ignorar tan clara evidencia de la naturaleza real de dicha persona. El que haga algo que afecte a alguien más, por razones merecidas o no, no significa que no nos podría hacer lo mismo algún día, por las mismas improbables razones u otras parecidas. O creer que podemos cambiar su forma de ser...todo eso es tonto. No somos tan influyentes como creemos, no podemos cambiar a nadie si ese alguien no quiere cambiar por sí mismo. Así que sólo queda aceptarlo y seguir adelante; si es posible, alejarse de la influencia de esa persona, o tal vez quedarse, pero sabiendo cómo es y lo que es capaz de hacer, bajo nuestro propio riesgo...
O la siguiente situación, la culpa es de ellas, por ocultar su verdadera naturaleza baja una máscara de afabilidad y falsa confianza, con el objetivo de obtener un beneficio de nosotros que, cuando ven cumplido, dejan caer esas máscaras y revelan sus verdaderas intenciones, sin importarles el daño que podrían causar. De este tipo de personas no hay nada nuevo que decir, sólo queda apartarse de ellas, si fuera posible, antes de que puedan hacer cualquier daño pero, como ese tipo de personas se ocultan muy bien, hay que apartarse de ellas en el momento en que se descubran, antes de que puedan seguir causando más daño.

Y hay algo más que no había considerado:
No hay que esperar mucho de las personas, que es mejor que nos sorprendan a que nos decepcionen. Sin embargo, todos decepcionamos alguna vez a alguien, y es algo normal, porque somos humanos y nos equivocamos y, por lo mismo, no debemos esperar que los demás nunca se equivoquen. Hay personas que casi nunca te van a decepcionar, que aunque no es seguro que no te decepcionen, al menos evitarán hacerlo.

Ahora sólo queda ser más atenta a las señales, de qué tipo de persona se trata, y seguir confiando, pero no demasiado; seguir confiando mientras esa persona no haga nada que merezca que dejes de confiar; saber distinguir las situaciones, las intenciones... salir de esta decepción tan aplastante; después de todo, sólo se trata de un aspecto de esa persona lo que está mal, no significa que absolutamente todo esté mal. Si es una persona muy querida, muy cercana, duele más, pero no debería ser razón para terminar una linda y larga amistad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario