Diario de una vida

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Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

domingo, 14 de agosto de 2011

Cuando una persona se convierte en inspiración...

Por un comentario casual de un amigo, he decido leer nuevamente "La fuerza de Sheccid". Leí ese libro hace mucho tiempo, y apenas me acordaba de él. Quizá cuando lo leí por primera vez no estaba lista para comprenderlo, ni siquiera a la segunda vez. Es una linda historia, pero no lograba identificarme con el protagonista. Ahora sí, un poco más, pero no del todo. Sólo que reconocí sus actitudes como conocidas para mi. Otro amigo mío me hizo ver lo que el libro trata de explicar: la misteriosa fuerza de superación, cuando te gusta o quieres a alguien tanto que se vuelve tu motivo de inspiración, una razón para superarte, para ser mejor cada día. 
Pues bien, dentro de ese libro, hay otra historia, además de la principal, que lo ejemplifica y lo complementa:



Un hombre cayó prisionero del ejército enemigo. Lo metieron a una cárcel subterránea en la que descubrió un mundo oscuro, sucio, lleno de personas enfermas y desalentadas. Poco a poco se fue dejando vencer por el maltrato hasta que, por azares del destino, la hija del rey visitó la prisión. La princesa árabe era extremadamente hermosa, y su nombre era Sheccid. Fue tal el desencanto de la princesa, que suplicó a su padre sacara a esos hombres de ahí y les diera una vida más digna. El prisionero se enamoró de ella y, motivado por el sueño de conquistarla, escapó de la cárcel y desplegó una compleja estrategia para superarse y acercarse a ella. Comenzó a superarse hasta que logró trabajar en el palacio como consejero del rey; pero nunca le declaró su amor y ella se casó con otro de sus pretendientes.

Quizá la historia parezca triste, pero es perfecta para ejemplificar todo esto.
Una persona se puede convertir en inspiración para escribir, para superarse, para ser mejor persona. Puede ser gracias a ella que proviene toda la inspiración, que nos impulsa a hacer las cosas más bellas, a tratar de ser mejor cada día. Es una gran fuerza motivadora, que siempre estará para ayudarnos. 
Pero también puede ser utilizada erróneamente, si nos lamentamos por el amor de la persona que no nos corresponde, que no está a nuestro lado, si lo usamos solo como excusa, o pretexto, para caer en la depresión, o en alguno de los muchos vicios nocivos para cualquier persona. 

Y quiero usar esta fuerza para bien, para mi propio bien. Lo he hecho durante todas las vacaciones, sin entenderlo completamente (y ni siquiera estoy segura de entenderlo al 100% ahora); sin embargo, lo poco que sé y entiendo, es que el bien o el mal que haga con esa fuerza es sólo para mi, por eso quiero que sea algo bueno.
¿Y el motivo de mi inspiración? Por ahora, se mantiene ajeno a todo esto, pero no importa. 
Pues también he decidido que este lindo, tierno y hermoso sentimiento es mío, y no me lo puede quitar nadie; que lo debo de sentir completamente y, una vez sintiéndolo profundamente sólo es necesario demostrarlo. Que es el amor por mí misma de donde debe partir todo esto, y sólo así podrá salir al exterior, a llenar MI mundo de luminosidad y de color. Y, quizá, también el de él.

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